jueves, 15 de septiembre de 2011

CHALLENGE VICHY 2011

   Si me descuido un poco más se junta la crónica de Vichy con el próximo reto y no es plan. El caso es que desde que crucé la línea de meta estoy intentando "aclararme" qué sensaciones tengo. Desde el día 22 de Agosto mantengo un diálogo interior, a veces positivo, otras veces negativo, pero siempre emocionante.

   Han sido muchos meses de preparación, entrenamiento, sensaciones, dudas, competiciones, dieta... todo enfocado a un SÓLO objetivo, a un SÓLO día. Y tengo que reconocer que he disfrutado mucho entrenando, más que "compitiendo" (entrecomillado porque es una competición contra mí mismo).

   El entrenamiento y la competición en "LA DISTANCIA" (como la llama Talín) puede afrontarse de diferentes formas: Competir para conseguir un puesto destacado (esto suele estar reservado a unos pocos, muy pocos); Competir para conseguir una buena marca/tiempo (esto depende del perfil de la prueba); Participar con unas pretensiones de marca/tiempo acordes y realistas con respecto a las capacidades individuales; Participar para terminar; siendo estas dos últimas opciones las de la mayoría de los triatletas.
   Como ya dije, mi planteamiento estaba entre estas dos opciones, siempre pensando en finalizar. Hacer una natación solvente , reservar energías durante el segmento ciclista y esperar a hacer una maratón aceptable. Esto es, unas 12 horas ó 12h:30´ (a priori, ninguna proeza). Una marca alcanzable con poco más de 1hora de natación, una media de 30 km/h en bici y 6´/km en la carrera a pie.

   Sobre el papel, el Challenge Vichy se presentaba como una oportunidad ideal tanto para los que pretendían mejorar su marca como para los novatos como yo. Natación en un lago a una sola vuelta, perfil ciclista con desnivel mínimo y carrera a pie totalmente llana por un parque enorme en el que habría ambiente festivo. Todo perfecto y ,además, de vacaciones con la familia y los amigos. ¿Qué más se podía pedir?. Como se suele decir, "por pedir que no quede". Así que estuvimos (creo que hablo por los casi 500 inscritos) pidiendo a gritos que remitiera la ola de calor que entró los días previos a la prueba. Durante el briefing, la temperatura fue el tema principal de conversación. Una semana antes la temperatura media de la zona rondaba los 22ºC. Durante los días previos al Challenge, la media fue de 40º y se anunciaba pico máximo (llegamos a los 43º) el día 21 de Agosto.

LA PRUEBA: "Le jour de gloire est arrivé"
   A las 6 de la mañana ya estábamos en danza. A esa hora los boxes ya son un hervidero de triatletas y acompañantes, música y "allons enfants de la patrie". Llegamos a nuestras bicis y vemos que la organización ha agrupado los dorsales por nacionalidades. Así que los 12 españoles participantes estamos con dorsales correlativos. De esta forma, los últimos preparativos y la tensa espera se hacen más llevaderos entre anécdotas, comentarios y risas, con diferente acento, pero en espaÑol.
   ¿Qué calor hace ya no?. Pues sí, de más.Uyuyuyyyyyyy!!
   La primera en la frente. El agua está a 26ºC. Así que neopreno prohibido, forbidden, interdit, verboten!!
Creo que este fué el careto que puse en el momento de entregar mi neopreno.
  
   Bueeeno, pues nada, !ahora es cuando!. Y ahí vamos todos como borreguillos por el pasillo de moqueta roja que conduce a la salida.
   Salida en línea desde el agua, que se hace esperar. "Bueno Juanito, suerte. Nos vemos."


   La natación es un puro trámite. Fácil orientación gracias a la colocación de las boyas y poco más que decir, 3800m por delante buscando un hueco en el que nadar de la forma más cómoda y constante posible.


Enfildo el camino hacia boxes.


   Si hay algo claro en la larga distancia es la importancia de los segmentos terrestres. Y este caso no iba a ser una excepción, contando, además con la adversidad climatológica de este día. Creo que en este caso hubo parte de rebelación por parte de "LA DISTANCIA" contra los incautos..."NO OS LO VOY A PONER TAN FÁCIL".
    Sobre el kilometro 60 del recorrido vi a un triatleta tirado en la cuneta, a la sombra de un árbol. Sobre el 70 otro, y a partir de este punto la historia empezaba a repetirse con frecuencia.
   Yo a lo mío. Hasta ahora, la media esperada, entre 29 y 30 km/h. No obstante las sensaciones no son del todo buenas. Todos conocemos la importancia de la alimentación y la hidratación durante el segmento ciclista. Por si acaso, uno lleva encima toda una despensa de barritas, geles y otros suplementos a base de vitaminas y minerales. Km 90, sigo en la media esperada. Km 120, una paradita a orinar, y...uyuyuyyyyyyy ¡qué poco he comido!. Llevo unos kilómetros pensando en comer, pero nada, las barritas no pasan, los geles están desagradablemente calientes y el bocadillo salado ha ido a la cuneta porque no puedo tragar. Solo quiero líquido. He llegado tarde.
    A partir del kilometro 130 empieza la tortura. Me adelanta el vasco Javier. Los tramos de viento en contra se me hacen imposibles y no consigo mantener la velocidad por encima de 25 km/h. Mal asunto. Desde este punto paro en todos los avituallamientos para ducharme con la manguera y beber y beber.
    Han sido los 50 km más largos del mundo mundial (más de dos horas). He pensado en retirarme un millón de veces. Llego a boxes con más de una hora y cuato por encima de lo que tenía previsto.
    "Bueno, mientras me cambio voy pensando si salgo a correr o no" - digo para darme otro plazo.

   Los bolsillos del maillot llenos. Casi no he comido.

   Al enfant de rojo no lo conozco. ¡Mira como posa!

   Después de una laaaaaaarga transición, durante la que medito mi retirada mientras intento comer algo, salgo caminando con la boca llena y me encuentro a nuestras supporters particulares animando como locas. ¿Quién dijo que el triatlón es un deporte individual?.



    "Antoine, tienes que seguir, ¡venga vamos!" - me repito una y otra vez.
    Hasta el km 7 no consigo empezar a correr. Paciencia. "Despacito llegarás a viejo" - me dijo Tito Murillo. Lo que pasa es que ahora no soy yo el que elige. Empiezo a correr y termino la 1ª vuelta. ¡Bien!. Sigo corriendo, más bien trotando, toda la segunda vuelta. ¡Bien!. Cada paso por meta es un ánimo más. Ya van 20 km. Y esto se convierte en un subeybaja de emociones, de ánimo y de abandono. Tengo que volver a andar. Agua. Coca cola. Naranja. Ducha.
   "Venga hombre, ya tienes que acabar como sea. Retirarse seguro que duele más que continuar" - es la retaila que voy a llevar hasta el final.
    Sigo caminando. Me paro. Me siento. Otra vez a caminar. Tengo calambres en los cuádriceps y en los gemelos como nunca. Así que está claro. Cuando te abandonan las fuerzas ya solo queda el AMOR PROPIO...y una imagen que no se me va de la cabeza. Una imagen que me empuja a seguir.
    Por suerte tengo la compañía de Ángel, que se vistíó de atleta para la ocasión, pero sólo pudo caminar, porque yo no podía más.  "Oye Ángel, ¿por qué no te acercas a una tienda china-franchutis y me compras una pulserica amarilla como esa que llevan los que dan la 4ª vuelta?". El humor que no falte.
    Ya de noche me encuentro paseando por el parque a Javier y a Talín. Los dos se han retirado y me animan como si nos conociéramos de toda la vida. Ambos son dos triatletas experimentados y saben que estas no son condiciones. De no haber sido mi primera participación en "LA DISTANCIA" me hubiera retirado con toda seguridad. El AMOR PROPIO y la salud pueden ser una mala mezcla. Por momentos veo las imágenes de Julie Moss como una película. "¡Deja de pensar en eso, joder!". Pero esa dichosa imagen me sigue empujando a llegar aunque sea arrastrándome. La perseverancia es favorable.

Naranja, azul, rojo y amarillo. Las cuatro ansiadas pulseras.

   El chiringuito está a punto de cerrar. Van 15 horas. Por cierto, no he vuelto a orinar. No he vuelto a comer. Dicen que se han retirado muchísimos triatletas (luego sabríamos que ese muchísimos está en torno al 40% de los inscritos). Sólo finalizan 287 de casi 500.

   Se oye la música de la meta a lo lejos. Faltan unos 3 km. "¡Maaaadre mía, todavía 3 km!". Aparece Juan Abel  (ha hecho una gran prueba con menos de 13 horas), que viene con la bandera de España para que cruce la meta con ella. Durante los últimos larguísimos 22 km he pensado de todo y repasado cada uno de los entrenamientos de esta temporada. No sé, no sé. ¡Qué rabia!.
   Juanito y Ángel me dejan para que haga los últimos metros y enfile la moqueta hacia la meta. "¿Todavía están aquí los animadores?". Los voluntarios te hacen la ola al pasar. Y por fin la imagen final toma vida. Cruzar la meta con mi madre.



Cruzamos juntos la línea de meta y... ¡EMOCIÓN!

   No era la forma de finalizar que imagíné durante todos los meses de preparación. Hubo entrenamientos en los que llegué a emocionarme; ¡qué sensaciones tan increibles, que seguridad!, pero esto es el triatlón de larga distancia. El entrenamiento se da por supuesto. El convencimiento y la motivación son determinantes. Pero no está todo dicho, "LA DISTANCIA" tiene vida, te pone a prueba, se rebela y revela tu carácter.

Todo guerrero de la luz ya tuvo alguna vez miedo de entrar en combate.
Todo guerrero de la luz ya traicionó y mintió en el pasado.
Todo guerrero de la luz ya recorrió un camino que no le pertenecía.
Todo guerrero de la luz ya sufrió por cosas sin importancia.
Ya creyó que no era un guerrero de la luz.
Ya dijo sí cuando quería decir no.
Hirió a alguien a quien amaba.
Por eso es un guerrero de la luz; porque pasó por todo eso y no perdió la esperanza de SER MEJOR DE LO QUE ERA.

¡Juanitoooo. Vamos que nos vamos!

SECUELAS:
      Está claro que mentales: ¿CUÁL ES EL PRÓXIMO?