martes, 31 de agosto de 2010

METAMORFOSIS

   Cuando, la mañana del 15 de Agosto, Juan Abel despertó de un sueño intranquilo, se encontró sobre la cama transformado en un ser monstruoso. Yacía sobre su espalda, dura como un caparazón, y al levantar un poco la cabeza vio su abombado abdomen, cruzado por durezas en forma de arco, sobre el cual el edredón blanco, a punto de escurrirse por completo, apenas si podía sostenerse. Su piernas, lastimosamente delgadas en comparación con el resto de su envergadura, se agitaban ante sus ojos.
   "¿Qué me ha sucedido?", pensó. No era un sueño. Igual con qué fuerza se echara sobre un lado, cada vez acababa balanceándose de nuevo sobre su espalda. Quizás lo intentó cien veces, cerrando los ojos para no tener que ver la agitación de sus extremidades, y sólo cejó cuando empezó a sentir en el costado un dolor leve y sordo que nunca antes había sentido.
   "Ay, Dios -pensó-. ¡Qué vida más fatigosa he escogido! Sintió un ligero picor en el abdomen, se arrastró lentamente sobre la espalda para acercarse a la cabecera de la cama y poder levantar mejor la cabeza; encontró la zona que le picaba, que estaba llena de pequeños puntitos, que no sabía qué podían ser; quiso palpar la zona con una pierna, pero la retiró al momento porque al rozarla le acometieron escalofríos. Exaltado, pensó en tocarse el resto del cuerpo para comprobar que todo estaba bien, pero al mismo tiempo, asustado, cambiaba de idea. El miedo se apoderaba de sus entrañas. Acertó a palparse la cara, y estaba fría. Encontró sus codos, y eran articulaciones protegidas por láminas cortantes, igual que sus rodillas. Cada movimiento era una lucha contra la gravedad. Hablaba en voz baja, animándose, y recayó un un leve eco metálico. Acertó a localizar su pecho, sus brazos, su cara, sus manos habían perdido sensibilidad, pero a la vez eran fuertes como tenazas...Y no era un sueño. De repente le invadieron imágenes, fotogramas inconexos. "¿Qué me ha pasado?"

   No era un sueño. Ya no. Era de hierro. El día 14 empleó 12 horas en forjarse en hierro, en fundirse en una nueva coraza. Llegó a desear que esas doce horas fueran eternas. Flotó. No se acordaba porque ya no era el mismo. El sueño se había cumplido. Habrá otros, seguro, pero ninguno será como el primero.

                                    

                                                          ¡¡¡ENHORABUENA!!!



martes, 3 de agosto de 2010

PALABRAS MAYORES

   Cuando uno habla con la gente acerca del triatlón, a menudo hay que aclarar el orden de los segmentos. A saber, que primero se nada, después se va en bici y por último hay que correr. A esta aclaración, casi siempre, sigue la pregunta: "¿Y todo eso seguido, sin parar?". "Pues sí, todo seguido, sin parar". El segundo punto de esta charla suele versar sobre las distancias de cada segmento. Y aquí es cuando la cara de tu profano interlocutor manifiesta gestos y expresiones de asombro y extrañeza a la vez. "¡Madre mía, pero si yo ni saldría vivo del agua!". "Pues espérate, porque solo te he dicho la distancia sprint". Así que uno toma carrerilla y suelta las distancias "deseguido": sprint, olímpico, doble olímpico, 1/2 ironman, ironman... Cuando pasas del olímpico el otro ya se ha quedado mudo y cuando reacciona solo acierta a preguntar: "¿Y vosotros hacéis eso?, ¿Has hecho alguno de esos largos?, ¿Cuánto dices que hay que nadar?, ¿Y después de de la bici, correr cuánto?". A lo que le sigue el recurrente, "¡ESTÁIS LOCOS!".
   Quizás un punto de locura hay que tener. Una locura consciente, diría yo. Aunque unos están más locos que otros. Digamos que podríamos establecer una escala de locura, empezando por el sprint y acabando por el IRONMAN, así, con mayúsculas, porque esto son palabras mayores. Pero que conste que el loco nunca admitirá que está loco.
   Que se trata de un deporte duro es una obviedad. Pero la dureza del esfuerzo sobrepasa con mucho la idea, la imaginación de este interlocutor, de esta charla a la que me he referido. Es decir, la diferencia entre un triatlón distancia B (1900m natación+90km bici+21km correra a pie), que ya suele "echar para atrás" a cualquiera, con un IRONMAN (3800m natación+180km bici+42,195 km correra a pie) es mucho más que la simple duplicación de las distancias, supone un esfuerzo exponencial, un límite fisiológico inimaginable para la mayoría.
   Para afrontar un IRONMAN hay que empezar por plantearselo. "¿Vaya descubrimiento, no?". Pues sí. Hay que empezar por plantearselo, como todo, pero la diferencia con respecto a otros objetivos es significativa. Para empezar, mejor no pensartelo mucho, porque si lo piensas dos veces te arrepentirás. Además, tienes que tomar la iniciativa con mucho tiempo de antelación, porque corres el RIESGO de quedarte sin inscripción (en este caso no puedes pedir los números atrasados al quiosquero,ja!). No debes perder de vista la prueba, porque toda la temporada está enfoncada a la consecución de este objetivo. Tienes que ser constante en el entrenamiento y en las competiciones secundarias a la vez que selectivo en éstas.
  Acometer un IRONMAN no supone que seas un "hombre de hierro" cuando cruces la meta, que también, supone que tengas valentía, decisión, constancia, alma de hierro, físico de hierro, voluntad de hierro, espíritu de hierro, capacidad de sufrimiento.  El próximo día 14 de Agosto se celebra el IRONMAN  de Lipno nad Vltavou, en la República Checa. En la línea de salida sólo habrá 100 triatletas, 100 valientes, 100 voluntades de hierro, 100 elegidos. Entre todos ellos conozco un elegido en persona, un sueño cercano, una decisión anticipada de la que participo casi con la misma ilusión, un aventurero descarado, un deportista íntegro...un AMIGO DE HIERRO. Allí estaremos contigo, esta vez viendo los toros desde la barrera, animandote y empujando para que culmines la forja definitiva y para recibirte en la meta como HIERRO AL ROJO VIVO, para tener el gusto de ver, una vez más, al Juan Abel de hierro.